jueves, 23 de febrero de 2012

O Caminho Português de Santiago. Día 4.

09/02/2012

Día 4: Redondela – Padrón à64,4 km


Salimos del albergue, aún es de noche, son las 8:15 de la mañana y hace muchísimo frío. Encontramos un bar abierto para desayunar. Detrás del mostrador, una larga melena rubia digna de anuncio de amazonas y perfumes estaba preparando cafés. Al decir buenos días, se gira un pequeño elfo heavy.

Ría de Vigo
El día de hoy lo empezamos por camino, poco a poco entramos en calor, pues el primer tramo predomina la subida, sobre todo pasando el pueblo de Arcade. Las flechas marcan un camino entre calles estrechas y súper empinadas que acaban llevándote a una carretera por la que podrías haber atravesado el pueblo evitando terribles cuestas. Pero bueno, así entramos en calor. Después de esto y como es costumbre el firme se complica, es más de trial, bonito pero difícil. Una de las imágenes más bonitas es la Ría de Vigo desde el camino, rodeada de árboles y contemplando la naturaleza.

Tras los primeros 10 km Lucas empieza a resentirse de un dolor en la rodilla de la pierna derecha, según el diagnóstico del enfermero de la expedición, parece una tendinitis. En ese momento, Vicente sugiere un cambio de planes: llegar a Pontevedra y descansar, alargando un día la aventura. No nos queremos arriesgar a una lesión peor. A ver si se nos queda cojo el chiquillo, pobrecito. En fin, unos minutos de relax y proseguimos la marcha. Alcanzamos el Alto da Canicouva y bajamos hasta Pontevedra. Son aproximadamente las 11:30 y los tres tenemos muchísima hambre, de modo que paramos en un bar que nos recomendaron “Taberna da Avoa” (se pasa por delante siguiendo las flechas amarillas). Almorzamos un buen bocadillo, es decir, media barra de pan gallego para cada uno. Lucas se ve fuerte y tras su chute de ibuprofeno no se resiente de la pierna, de modo que decidimos continuar hasta el objetivo del día, Caldas de Reis. Esta segunda parte parece bastante llana, según los perfiles que saqué de internet.

Pontevedra

Hay momentos que seguir las flechas parece un chiste, cambiando entre nacional y camino. Llegamos a uno de esos cambios y vemos un letrero de bebida. Es una tienda-bar con mucha variedad. Tras hidratarnos le preguntamos a la señora Maruja en qué punto nos encontramos, yo ando un poco desorientada. Estamos en Barro y, según Maruja, Caldas de Reis queda a unos 8 km. Como es temprano, nos vemos fuertes y con ánimos decidimos pasar de Caldas y llegar hasta Padrón pero por nacional, así sabemos que llegaremos más rápido.

De repente nos encontramos con un fuerte viento de cara en una nacional y en subida, una subida del 6% que se prolonga durante muchos quilómetros. Vicente, a partir de aquí se convierte en el líder irrefutable de la manada, pues a lo lejos veo sus fuertes gemelos como avanzan mientras yo lucho contra el viento. Para mí, este se convierte en el peor tramo de toda la expedición a causa del viento, los camiones y un dolor terrible en la rodilla. Lucas detrás de mí, dice que pare y descanse, pero “no quiero” y continuamos.
A lo lejos se ve a mi hermano, parado. Parece que la subida se termina. Paramos los tres, toca un poco de avituallamiento, sobre todo para mí siguiendo los consejos de los dos hombres: un platanito y un ibuprofeno.

Seguimos el trayecto pero la subida no ha terminado, hay pocos tramos de bajada que pasan enseguida. Más adelante paramos en otro bar de carretera para reponer glucosa y preguntar. Al parecer, ya sólo faltan 8 km para llegar a Padrón y en bajadaaaa ¡yuhuuu! Antes de Padrón, se encuentra Valgas, paramos para sellar nuestras credenciales en el albergue de peregrino (uno de los más nuevos del camino) y de paso hacemos amistad con un amigo de 4 patas y un peregrino de bronce.

La llegada a Padrón parece casi la meta, mas por el homenaje gastronómico que nos esperaba esa tarde, con inauguración de la taberna O Pimenteiro incluida. Por cierto, los pimientos son de temporada, con lo que nos quedamos con las ganas de probarlos, habrá que ir a partir de primavera.

Una curiosidad más, el nombre de la villa de Padrón viene de la piedra que hoy en día se encuentra en la parroquia de Santiago de Padrón. Esta piedra tuvo la función amarrar el barco que transportó el cuerpo sin vida del apóstol hasta el puerto de Iria Flavia.
  
El Pedrón

Convento y fuente del Carmen
Padrón

2 comentarios:

  1. Jejeje, que curioso, Lucas con problemas médicos

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    1. Problemas médicos no tengo ni uno, lo que pasa que a veces me pongo malo jejeje...pero gracias al gran equipo profesional que formamos, la ayuda sanitaria fue vital, al menos para estos casos y para los homenajes gastronómicos jejeje

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