jueves, 16 de febrero de 2012

O Caminho Português de Santiago. Día 1.



06/02/2012

1ª Etapa: Oporto - Barcelos ->  54,6 km.


Empieza la aventura como es lo normal, un poco tarde, hay que equipar las bicis con sus alforjas, luces, las vieiras, el mapa, los sacos, todo ha de estar bien atado.
También como siempre, hay que salir de la ciudad que no resulta difícil, pues está muy bien indicado con flechas amarillas, sólo hay que estar un poco atento a los zócalos, señales o postes de la luz. El único inconveniente es que para salir en bicicleta nos encontramos con muchas calles de dirección prohibida. Pasado Maia atravesamos el primer puente romano del camino. Justo después tenemos que cruzar una carretera nacional con mediana en medio. Levantamiento de bici con las alforjas, ¡pesa mucho! Tras este imprevisto empieza la subida sobre adoquín. Hay momentos que la rueda de adelante casi no toca el suelo debido al peso de las alforjas. Ese es el momento de bajarse de la bici y empujarla, que cansa más. El camino transcurre entre carreteras secundarias con poco tráfico, algún tramo de senda, pero la mayoría es adoquín. La primera parada oficial en Vilarinho, es hora de comer. Retomamos fuerzas, pero vamos bastante retrasados respecto a lo previsto. Entre la salida de la ciudad, rellenar de agua los biberones, una alforja que se cae, un cambio que no va del todo bien, los adoquines, las paradas para fotografiar el entorno, sellar la credencial… pequeñas cosas que van comiéndose el tiempo.
  
La verdad es que el paisaje bien merece la pena detenerse y contemplarlo. Grandes prados verdes con ovejas, vacas, cabras, pequeños bosques de pinos, eucaliptos y mimosas. También lo merecen las iglesias, ermitas y construcciones típicas de la región.



La segunda parada es en São Pedro de Rates para visitar su iglesia románica. Antes de llegar, en una casa a mano izquierda puedes ver una representación a escala de la iglesia. Es realmente curioso.


Iglesia románica S.Pedro de Rates
 
Poco a poco y con muchas ganas vamos acercándonos a la meta del día, Barcelos. Una vez allí y maravillados con el encanto de este municipio nos dirigimos a la oficina de turismo donde nos aconsejan alojarnos en Barcelinhos, en unas instalaciones que pertenecen a un grupo folklórico regional. El sitio y la atención son perfectos, sobre todo teniendo en cuenta las condiciones en las que llegamos. Estamos muy cansados, con dolores, sólo queremos ducharnos y descansar. Nuestros compañeros de cuarto son dos hermanos californianos con los que conversamos sobre muchas cuestiones diferentes e interesantes. El día finalizó felizmente con el detalle de mi hermano, pues además de la bota de vino trajo dos fiambreras llenas hasta los topes de jamón serrano, chorizo-pamplonés, queso curado y queso tronchón (el único que comía de pequeñita). Una delicia de cena. Antes de dormir recorremos el centro histórico de Barcelos, cruzándonos con los Gallos que decoran la ciudad y recuerdan la leyenda que dice así:
Un peregrino gallego que pasaba por Barcelos camino de Santiago de Compostela fue acusado de robar por lo que fue condenado a la horca. Como última voluntad pidió ver al juez, quien se estaba comiendo un gallo asado. El peregrino dijo al juez que era inocente y como muestra de ello, el gallo se levantaría y cantaría. El juez ignoró estas palabras. Sin embargo, justo en el momento que estaba siendo ahorcado, el gallo se levantó y cacareó. El juez, al darse cuenta de su error fue corriendo hacia la horca descubriendo que el nudo estaba mal hecho por lo que el peregrino se salvó. El gallego volvió años más tarde y esculpió el crucero del Señor del Gallo, que se puede ver en el Museo Arqueológico de Barcelos, junto a la Iglesia matriz. 
   
Entrada a Barcelos

Crucero de la leyenda
  

1 comentario: