Llevábamos tiempo pensando en salir con la bicicleta y descubrir parte del territorio que nos rodea. Los amigos portugueses nos habían hablado del Lago de Óbidos y al ver que nos estaba demasiado lejos decidimos aventurarnos y visitarlo. Nuestro objetivo era disfrutar de una jornada ciclista y finalizarla con sardinhas y vinho verde.
Islote en Baleal |
Salimos de casa sobre las 10h. El tiempo era bueno para andar en bicicleta, soleado y temperatura agradable. Estábamos muy contentos y con muchas ganas de explorar.
La primera parada fue en Baleal, un islote que se ha unido a la península formando una playa, a la cual le han hecho una mini carretera de un sólo carril. Baleal está muy cuidado, son todo casitas marineras reformadas, perfectas para recibir a turistas surfers, buceadores y demás. Las vistas desde allí son preciosas. Dimos la vuelta a la población y continuamos con nuestra ruta.
Hostal en Baleal |
Buscábamos un camino que fuera lo más próximo a la costa, sin perder de vista el océano. Atravesando Casais do Baleal Lucas se percató que la cubierta de su rueda delantera tenía varias úlceras. Podía ser peligroso continuar el camino. Tras varios minutos barajando posibilidades ganó la siguiente: - tenemos todo el día, si me quedo sin rueda delantera nos volvemos en taxi. Al menos hay que intentarlo-.
De modo que continuamos con la marcha por un camino. Llegamos a lo alto de un acantilado rojizo impresionante, parecía Marte.
"Marte" |
La playa estaba llena de surfers. Decidimos parar a almorzar, teníamos buenas vistas y el destino parecía estar cerca. Para salir de allí tuvimos que retroceder un poco, pero al fin llegamos a otro camino entre huertos de coles. Poco después llegamos a una carretera de asfalto, (menos mal, del traqueteo me empezaban a picar los brazos) y con un gran bosque alrededor. Lo siguiente que vimos eran mansiones típicas de películas americanas. Mientras descendíamos alucinábamos con las casitas y el entorno idílico, hasta que nos encotramos con el hotel de lujo "Marriott". Resulta que todo lo que estábamos viendo y lo que vimos en los siguientes kilómetros es lo que se conoce como Praia D'El Rey Marriot Golf & Beach Resort.
El calor ya empezaba a apretar y creo que fue lo que nos conllevo a tomar una decisión arriesgada. Continuamos el camino por unas dunas y después campo a través pensando que encontraríamos un camino por encima de los acantilados. Sin embargo, optamos por descender hasta la playa para retomar un supuesto camino. El descenso a la playa fue crítico porque estábamos a unos 2,5m de altura y la caída podía ser peligrosa ya que la arena estaba dura y podíamos caer mal o sobre alguna piedra. Después de tanta duda a mi me entró miedo, así que Lucas decidó pasar a la roca de enfrente porque se podía descender a la arena sin peligro. No obstante, antes debíamos cruzar una pequeña grieta entre las dos rocas. Saltó Lucas, le pasé las bicis y después salté yo. Me temblaban las piernas y creo que fueron los minutos más largos de mi vida. Una vez en este lado, lanzamos las bicicletas a la arena y bajamos comodamente. ¡Por fin, arena firme!
Ahora sólo esperábamos encontrar una salida de la playa por camino o carretera. Sin embargo, no veíamos ni surfers ni ningún ser humano. Era muy raro. Estuvimos caminando un par de km. con la bici arrastras por la arena que se hundía. Los pies se empezaban a llenar de arena, el calor iba aumentando y se acabó el agua. El grado de desesperación iba aumentando.
A lo lejos veíamos surfista, buena señal, pero alcanzarlos nos llevó su tiempo. Lucas se dió cuenta que había pinchado la rueda delantera y que el cable del cuentakilómetros se había roto. Más imprevistos. Por fin, llegamos a la zona de surfista. A lo lejos ondeaba una bandera de helados, qué alegría! Quiero un agua, por favor! Pero sólo fue una ilusión, el bar estaba cerrado. Los ánimos estaban por los suelos, el calor era agobiante, a mi me dolía la cabeza y las moscas no paraban de estorbar. Lucas tenía que cambiar la cámara de la bici. Menos mal que había gente y pudimos preguntar. Según las indicaciones que nos dió un chico muy majo, parecía que estábamos cerca. Tras 1 km. de subida por camino de tierra y el sol de frente llegamos al asafalto rodeado de pinar, gran alivio. Al poco, descubrimos el Lago de Óbidos. Una imagen preciosa. Valió la pena el "sufrimiento".
Lago de Óbidos |
Ya eran cerca de las 15:30 y estábamos tan cansados y sedientos que sólo queríamos agua y descansar un poco para recuperarnos y volver a casa. Media hora de descanso fue suficiente. La vuelta fue por carretera y descubrimos otro Golf & Beach Resort en construcción. Es alucinante la de bosque que han talado, pero las vistas son alucinantes. Un valle súper verde con vistas al océano precioso.
Para celebrar el éxito hicimos la última parada en Baleal, para refrescarnos con un calipo de cola, no sin antes poner la guinda al pastel con una caída de 10 sobre arena. Descender las escaleras con la bici sobre suelo de arena lo que conlleva es una gran caída con voltereta por encima de la bici. Una caída elegante digna de especialistas.
Al final la vuelta nos costó 1h:35 minutos por carretera.
En resumidas cuentas, salir en bicicleta por terreno desconocido implica realizar multitud actividades deportivas como senderismo, montañismo, rapel, lanzamiento de bicicleta, andar unos cuantos km. por la playa y recorrer en 5 horas lo que a la vuelta nos ha costado 1:30h. Pero al fin llegamos!!!
* Haciendo click encima de la imagen se pueden ver las fotos en grande ^.^
Eh!! Cómo mola el blog!! Qué currada!!
ResponderEliminarMuy interesante la información... y divertida.
oh ! que guapo ! que chulada !
ResponderEliminarmañana me voy a pillar un calipo de cola :))
estudiar coño ! xd
Me alegran mucho vuestros comentarios. Me motiva para seguir escribiendo. Gracias.
ResponderEliminarOtro día tenéis que subir en bici al castillo de Sintra, ya veréis que alegría :-)
ResponderEliminarJaja, subir a la Universidad de Coimbra es más divertido!!!
ResponderEliminarMenudas aventuras !!!! esas son las ke molan, si señor!
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