Durante tres semanas vivimos en Leiria, una pequeña ciudad en el centro del país, con mucho encanto. Al situarse en el centro del país está a mitad de camino entre las dos ciudades más importantes, Lisboa y Oporto. También queda muy cerca de otros destinos turísticos destacables como Nazaré, Coimbra, Fátima, Peniche, y un largo etc. ya que en Portugal existen lugares magníficos.
Vista del Castillo desde el Parque Luís Camões |
El río Lis, el castillo, sus calles adoquinadas, la plaza de Rodrigues Lobo, las áreas comerciales, su colorido estadio de fútbol, "La Farmacia" y la gente que allí conocimos hacen que este lugar sea uno de nuestros preferidos.
Vista de la Iglesia que albergaba el Castillo |
El balcón del Castillo |
Nosotros asistimos a una clase gratuita de yoga, que se impartió en los restos del edificio eclesiástico. Fue una experiencia increíble, sólo se oía el piar de los pajaritos y como el viento movía las hojas de los árboles. La acústica también era perfecta, cuando el maestro emitía el canto parecía que sonase desde una radio.
Otras actividades que realizan aprovechando el lugar son cenas medievales con su atrezo y vestuario correspondiente, obras de teatro, conciertos e incluso exposiciones de arte en una de las salas. Además, dentro de otra sala hay una pequeña muestra del vestuario y las armas de las épocas en las que el castillo fue habitado.
Durante nuestra estancia tuvimos la suerte de coincidir con un festival gastronómico enmarcado en la orilla del río Lis. Allí pudimos probar los platos típicos del país que tanto nos habían recomendado nuestras profesoras . Resultó una forma diferente de conocer la gastronomía a un módico precio, ya que pudimos probar casi todas las especialidades en dos noches.
Otro de los encantos de Leiria es que está muy cerquita de la playa S.Pedro de Moel. Para llegar hay que atravesar Marinha Grande y el extenso pinar. El pinar me resulta muy curioso porque el suelo es de arena, son dunas inmensas con pinos altisimos y delgados. Es divertido y muy bonito. Por dentro del pinar se observan multitud de caminos que se pierden entre los frondosos arbustos.
Por esta costa pasa la estrada atlántica, una ruta ideal para pasear, ir en bicicleta o correr.
Nuestro primer atardecer en el Atlántico |
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