El fútbol es así

Una noche paseando por Peniche descubrimos un bar cuya barra tiene forma de zigzag, con pequeños taburetes y el azulejo del suelo emula el adoquín pulido. Al ver los precios de la carta pensamos en ir a cenar en alguna ocasión.

La ocasión elegida fue ver el partido del R.Madrid - Barcelona. Por la mañana pasamos para asegurarnos de que retransmitirían el encuentro. A las 20:45 salimos de casa. De camino al bar me fijaba en las televisiones de las cafeterías y bares. Todas emitían un partido de fútbol, uno de los equipos vestía de color amarillo.

Al llegar al bar elegido llamado "Ambasador" Lucas volvió a preguntar si pondrían el partido. Le dijeron que sí. Había dos televisiones, una grande y otra más pequeña con la imagen menos nítida. En la grande se veía el partido de fútbol de la liga portuguesa, Sporting - Nacional. En la pequeña surf.

Durante 5 minutos me quedé sola, es decir, sin la compañía de Lucas, y comencé mi ritual de observación por todo el local. En el bar sólo había hombres, a excepción de una camarera y yo. En el poco espacio libre que tiene el bar se extendía una larga mesa rodeada de hombres y por la que no cesaba el paseo de bandejas rebosantes de comida y copas de vino. Distraída fijándome en pequeños detalles, el camarero cambió de canal. En la pequeña puso el partido de la liga portuguesa y en la grande el de la liga española. Justo en ese momento, se alzó una voz proveniente de la larga mesa con las siguientes palabras: - Aqui não há espanhóis, ninguém aqui é espanhol - (aquí no hay españoles, nadie es español) y muchas otras cosas. Al oír aquello me giré hacia él con una media sonrisa. Después empecé a mirar a todas las personas que allí se encontraban. El camarero le dijo que se lo habían pedido. Uno de los señores que estaba enfrente mío me delató, contestando al hombre que vociferaba. En ese momento noté como todos se giraron hacia mí, algunos me miraban con cara de sorprendidos y un poco de pena.

Lo mejor de todo vino con el gol de Benzemá a los 45 segundos de empezar el partido. Todos los allí presentes saltaron de alegría, menos uno. Esa persona que no dejó de gritar y hablar sobre los españoles hasta que apareció Lucas.