domingo, 18 de diciembre de 2011

Barragem de São Domingos

¡Por fin! Esta vez salir por terreno desconocido nos permitió pasar una mañana de lo más divertida y sin sobresaltos.

La noche anterior ya planeamos la salida, pero al despertarnos estábamos un poco perezosos. Tardamos dos horas en despajarnos y preparar todo lo necesario para la expedición. Ya disfrazados salimos de Peniche en dirección Atouguia da Baleia para encontrarnos con el Barragem de São Domingos, que tantas veces hemos visto desde el coche.


El camino que bordea el pantano es de tierra y debido a las lluvias algunos tramos eran puro barro con unos surcos impresionante. Los tramos secos transcurrían entre pequeñas subidas y bajadas. En la ribera había muchos hombres pescando. También vimos una escuela de piragüismo practicando por el lago, cuatro ciclistas y un motorista de cross. Aunque nublado, el día estaba precioso.




En cada pedalada nos sentíamos mejor y con ganas de descubrir completamente aquel paraje, pero avanzábamos sin ver el final o sin un puente que nos condujese a la otra orilla del lago. Llegados a unas ruinas decidimos parar para contemplar las preciosas vistas y admirar la paz y tranquilidad que nos rodeaba. Ni una gota de viento, el agua calmada y ningún ruido, sólo los sonidos de la naturaleza.


Tras unos minutos de pausa decidimos volver por el mismo camino ya que se estaba haciendo tarde. La vuelta fue más rápida y el grado de "pringue" aumentó. Nos llenamos de barro hasta las cejas, literalmente. Uno de los momentos cumbre en la expedición fue cuando nos cruzamos con un rebaño de ovejas justo en el tramo con los surcos de barro más profundos. Las ovejas estaban comiendo en el lugar exacto donde se podía pasar sin mancharse. Fue entonces cuando a mí se me clavó la rueda en el barro, frenando en seco y sin darle tiempo a Lucas a rectificar su camino, por lo que pasó por mi lado rozándome ligeramente. Intenté mantener el equilibrio pero mi reacción fue soltar la bici para no rebozarme en el barro. El rebozado sólo lo sufrieron algunas partes de la bici y las zapatillas mientras salía de aquella trampa. El resto del camino fuí con una sonrisa de oreja a oreja. Me lo pasé realmente bien subiendo y bajando entre árboles y atravesando charcos oyendo el chup chup del fango en las ruedas. 

Poco después salimos al asfalto y dimos con la Iglesia de Nossa Sra. da Conceição en Atouguia da Baleia.



De aquí a Peniche el trayecto transcurre por carretera y algún camino entre huertos. La última parada antes de llegar a casa fue en un lavadero para lavar las bicicletas.

Ya en casa, limpitos y empezando a notar los músculos doloridos, cocinamos unos fabulosos carapaus escabechados.


Esta vez hicimos alrededor de 30 km, pero no acabamos de dar la vuelta al pantano. La próxima saldremos antes de casa para que nos dé tiempo a realizar una etapa entera semejante a las que nos esperan. Parece que ya hemos encontrado una ruta para entrenar lo que nos hemos propuesto para febrero de 2012.



2 comentarios:

  1. Hay que ver que prosa, la verdad que fue una excursión interesante, pero contado así, la recuerdo ya increible.

    Bravo Elia! te veo novelista :)

    Lucas

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  2. Estão muito bonitos!!!E a barragem é linda!!!

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